Historia de las puertas interior y exterior en madera (III): Puertas medievales

La Edad Media fue un periodo caracterizado por la dureza en las condiciones de vida que padecía la mayoría de la población. Reflejo de las mismas, la vivienda medieval corriente y sus puertas interior y exterior destacan por su austeridad.

Otra cosa es cuando hablamos de burguesía, nobleza y clero…

La vivienda  y sus puertas interior y exterior

La casa rural en la Alta Edad Media resultaba de extremada simpleza, constituida por una sola pieza que albergaba a todo el grupo familiar o por alguna estancia  adicional  donde se convive con los animales o se almacena grano.

La precariedad de la construcción de la mayoría de las viviendas no admite de puertas interior. En las de más categoría, muros de piedra, dos alturas y varias cámaras, generalmente sin ventanas. En todos los casos, la puerta exterior o portón es vital como elemento de seguridad.

Con la incipiente urbanización en la Baja Edad Media, la vivienda en las ciudades sufre ciertas mejoras dando lugar a viviendas medianeras en altura donde la puerta de la casa se abre a un corredor muy estrecho que da paso a los aposentos. La puerta de entrada, en la planta baja, permanece abierta todo el día con la sola presencia de una silla apoyada que sirve para cerrar el paso.

Las típicas puertas entabladas

La puerta interior y exterior típica del Medievo se denomina entablada porque está constituida por tablas unidas con elementos transversales metálicos o de madera clavados. Las puertas exteriores, de función fundamentalmente protectora en tiempos tan turbulentos, fomentaban importantes escuadrías y diversos dispositivos de cierre a base de trancas, cerrojos y cerraduras.

En ausencia de cerco, la rotación de la hoja se realiza en dos quicios (superior e inferior). La hoja se encaja en un dintel de madera con sus correspondientes orificios para el quicio.

Las puertas interior son de entablado más fino y en clásicas formas gótica, lobuladas…

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Las puertas tachonadas burguesas

La incipiente aparición de la burguesía urbana y su mejora de condición económica se refleja también en sus portones, que encuadran sus tableros con una densa disposición de clavos de cabeza ancha semicircular o plana. Aldabas, tiradores y pomos sufren, igualmente, un gran desarrollo con ricas ornamentaciones ocasionales.

La gran altura de portón tiene su razón de ser por el paso de caballerías.

Junto con el refuerzo del empanelado, se previenen mejor los asaltos violentos en ese punto de la edificación. Los diseños pueden ser muy simples o extraordinariamente complicados cuando nos referimos a iglesias y catedrales.


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